Avances en el Tratamiento del Virus de la Hepatitis C.

Una Enfermedad Silenciosa.

La infección por virus de la hepatitis C es considerada una pandemia ya que más de 30 millones en el mundo están infectados con este virus.

El virus fue descubierto en 1983 por un investigador de la Chairon Corporation. Se trata de un virus de RNA que tiene varios fragmentos en los que pueden ocurrir cambios que ayudan a su replicación y dificultan su tratamiento. Su medio de transmisión en el humano es a través de prácticas que pudieran infectar la sangre.

Su principal problema es que la gran mayoría de los pacientes no presenta ningún síntoma. Se estima que por cada paciente diagnosticado hay 10 no diagnosticados, por lo que se le considera una “enfermedad silenciosa”.

En México se calcula que un 1.2% de la población padece la enfermedad.

Opciones de Tratamiento.

La buena noticia es que desde el año 2013 existen medicamentos llamados ANTIVIRALES DIRECTOS que tienen la posibilidad de curar al paciente con una efectividad arriba del 95%.
Estos tratamientos son de cómoda utilización y prácticamente sin efectos secundarios. Se toma una pastilla diaria durante 12 semanas, y atacan a todas las variantes del virus, siendo efectivos incluso en pacientes que ya padecen de cirrosis.

Erradicando al Virus de la Hepatitis C.

Gracias a los éxitos logrados por los Antivirales Directos, en 2016 la Organización Mundial de la Salud propuso erradicar definitivamente el virus de la hepatitis C para el 2030, en un esfuerzo por librar a la humanidad de esta amenaza silenciosa. La comunidad científica mundial en el área de la salud coincide en que nos encontramos en camino a lograr esta ambiciosa meta.

¿Debo Revisar Si Estoy Infectado?

Las personas que presenten una o más de las siguientes características deben realizarse pruebas para determinar si están infectadas por el virus:

1.- Que se hayan inyectado drogas intravenosas, aunque sea sólo una vez o haya sido hace mucho tiempo.
2.- Que tengan enfermedades hepáticas, VIH o sida.
3.- Que hayan recibido sangre antes de 1992.
4.- Que vengan o vivan en Estados Unidos y que hayan nacido entre 1945 y 1965.
5.- Que en los chequeos generales tengan cualquier alteración en las pruebas de funcionamiento hepático.
6.- Trabajadores de la salud que tengan contacto con sangre, incluyendo enfermeras, médicos, dentistas y personas que tengan riesgo de algún pinchazo accidental.
7.- Que al acudir a donar sangre se le detecte alguna alteración que lñe impida ser donante.
8.- Hijos de madre que hayan tenido el virus de la hepatitis C positivo.

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